
Resumen de la Charla: "Al detenernos en la historia de las sociedades científicas, llama poderosamente la atención el hecho que los períodos de alta creatividad han correspondido a los momentos de trabajo mancomundado entre científicos aficionados, en el buen sentido del término, y científicos profesionales. En especial, es altamente representativo a este respecto el siglo XVIII en Gran Bretaña, en plena revolución industrial, con dos sociedades científicas: Los Honestos Liberales y la Sociedad Lunar de Birmingham. En éstas, confluían tanto miembros de la prestigiosa Royal Society como aficionados a la ciencia, entre los que aparecen algunas de las figuras representativas de la ciencia dieciochesca, como es el caso de Joseph Priestley, quien, junto con Antoine Laurent de Lavoisier, revolucionó la Química. De otro lado, las buenas sociedades científicas y culturales han cumplido un papel clave a fin de salvaguardar el saber en momentos críticos, de acuerdo con lo que hizo ver en su momento Gregorio Marañón en relación con España por los días de la Guerra Incivil Española y el franquismo".
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